Porque lo sé

Llegó en silencio, como ladrón por la noche. Conocía el sonido, el caballo… el ruido de los aparejos al caer. Las mujeres como yo, debemos tener el sueño ligero, prestas a los sonidos y sensaciones, no conocemos otro modo de vida. La brasas de la candela hacían horas se habían consumado, vi los rayos de luna que se colaban entre el huano y los juncos de la vivienda, vi como el polvo de las cenizas flotaba, confuso, angelical. Me acomodé en el acto las enaguas y el atavío, sentí la tierra, bajo mis pies, aún estaba fresca. Acomodé un poco los cabellos, que se escapaban de mi trenza. Hacía un poco de frío, vivir a las márgenes del río, provee fertilidad a la tierra, pero la humedad es una constante, incluso mi pecho pudiera dar testimonio. Con ligereza, asomé por el patio y detrás de los juncales, lo ví. Hacía rato que se había servido para él y su caballo. Rogué para que no tardarse tanto, porque mis hermanos dormían en la otra casa, pero estaban tan ebrios por la feria de San Juan, que con seguridad no habrían escuchado ni los cohetes o las campanas de misa. Lo ví, (o espié, según el caso), siempre me ha llamado la atención ver a los lugartenientes, me hacen sentir tan pequeña, tan vulnerable. Se acercó al remanso y bebió un poco de agua, el animal lo miraba tranquilo, y me miraba, siempre advertía mi presencia. A mi me gustaba pensar que ser inadvertida es un arte que como local viene en la sangre. Pero el caballo, es el caballo. Se incorporó, se quitó un poco de polvo, miró el río y luego volvió a mirar en derredor. El capataz se levantó, irguió el cuerpo, alto y mórbidamente tallado, se inclinó hacia los árboles, que ya empezaban a menearse, los sonidos del amanecer se acercaban cada vez más. La madrugada se iba devorando la boca negra de la noche, y los azules y grises ya hacían su llegada. Como pudo (y lo noté por el olor y el paso del caballo) se subió al corcel y siguió su camino. Con suerte el café de olla de la Casa grande disimularía el alcohol ingerido. Y lo vi alejarse, como tantas otras veces. Es la misma escena, es la misma historia, con un diferente extraño, sólo pasan. Sin saber que le dan significado a esta vida. Como todos los seres de aquí, porque finalmente, todos van de paso. Vamos.
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